Pie de atleta

Enfermedades de la piel. Pie de atleta

¿A qué llamamos pie de atleta?

A una infección cutánea de las extremidades, principalmente de las inferiores, producida por unos hongos microscópicos. Se denomina pie de atleta porque se presenta con preferencia en personas que, por razones deportivas, caminan con los pies descalzos por gimnasios, piscinas, duchas... donde la contraen por contagio, pero puede atacar a cualquier individuo adulto.

pie de atleta



¿No afecta a los niños?

Muy raramente. Predomina en personas de edad comprendida entre los 20 y los 30 años.

¿Cómo se produce el contagio?

Dado que el hongo responsable de la afección puede vivir largo tiempo en restos de piel desprendida de un enfermo, es fácil que se produzca el contagio en cualquier lugar frecuentado por personas descalzas. También se transmite por contacto con prendas de personas que padecen la afección, como zapatillas, calcetines, toallas... Como cualquier infección producida por hongos, el pie de atleta es muy contagioso y en la actualidad es la más común de todas.

¿Qué partes del pie se ven más afectadas?

Principalmente las interdigitales, aunque no es raro que la dolencia se extienda a las plantas. A veces invade también los bordes de los pies y de las uñas e, incluso, el tercio inferior de la pierna. Por otra parte, el hongo responsable del pie de atleta no se localiza únicamente en las extremidades inferiores, ya que con cierta frecuencia se le encuentra en las manos.

¿En qué consisten las lesiones?

En los casos leves se produce una descamación más o menos intensa de la zona afectada y la aparición ocasional de vesículas o pequeñas ampollas cuyo tamaño puede oscilar entre el de una cabeza de alfiler y el de un grano de arroz. En los casos graves aparece una erupción vesicular que tiende a extenderse a partir del foco inicial. Las vesículas están llenas de un líquido amarillento y rodeadas por una zona enrojecida; cuando su contenido se seca se forman costras pardas y apergaminadas. En los espacios interdigitales, el roce continuo favorece la rotura de las vesículas, de las que sale un líquido maloliente; es frecuente que se formen fisuras. En las manos, la rápida rotura de las vesículas origina lesiones parecidas al eccema.

¿Qué molestias experimenta el paciente?

La manifestación principal del pie de atleta es el picor, que incita a rascarse violentamente.

¿Pueden surgir complicaciones?

Tanto las fisuras como las vesículas rotas por roce o por rascado pueden actuar como puerta de entrada de diversas infecciones secundarias, más difíciles de tratar que el propio pie de atleta.

Así pues, ¿Qué debe hacerse cuando surgen los primeros síntomas?

Aunque no exista una afección grave, conviene acudir cuanto antes al médico, el cual instaurará un tratamiento local a base de fungicidas.

¿Qué medidas pueden adoptarse para prevenir esta afección?

Además de observar la higiene adecuada, debe evitarse la transpiración excesiva de los pues. En verano, es conveniente el uso de sandalias o de zapatos con perforaciones, asó como de calcetines de fibras absorbentes.

Y si se convive con una persona que padece esta enfermedad ¿cómo puede evitarse el contagio?

La higiene debe ser muy minuciosa, evitándose el contacto con su ropa, calzado y toallas. Hay que lavar y desinfectar cuidadosamente el suelo del baño o de la ducha, antes que otra persona los utilice.

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